Siempre listo para vestir el uniforme

Desde mi Mieres del Camín

Siempre listo para vestir el uniforme

El mierense Juan Carlos García, de 52 años, es el único reservista del Ejército que se encuentra «disponible» en el municipio

Amadeo Gancedo 29.10.2017 | 02:42

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Un reciente encuentro de reservistas en Asturias 

Oiga, ¿sabe usted que es un reservista voluntario del ejército? ¿Conoce el hecho de que Mieres tiene el único reservista de esta zona? Pues a mí me causaron, ambas cuestiones, una determinada sorpresa. Y es que no se trata de belicismos incontrolados ni insinuantes ante cierta actualidad. Simplemente a la vista de la verdad, un hecho de determinada dimensión y desde luego explicación. Y a tono con el asunto vamos a la fuente más directa.

Se trata de Juan Carlos García Palacio, de cincuenta y dos años de edad, casado y de profesión funcionario subalterno de la Universidad de Oviedo. Aunque actualmente reside en Oviedo, su cuna de nacimiento es la de Mieres del Camino. Por supuesto ahora viene su especial condición, que no es otra que la de «sargento reservista voluntario del ejército del Aire, en situación de disponibilidad, con nombramiento en noviembre del 2007», según título concedido por el Jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire.

Pero no se crean que el largo recorrido formativo de Juan Carlos García se queda ahí. A su profesión y a lo que podríamos llamar vocación de servicio añade el título de Graduado Social en la universidad ovetense, más las formaciones asociadas en materia militar de máster en paz, seguridad y defensa, obtenido en el Instituto Universitario «General Gutiérrez Mellado-UNED», especialista universitario en servicios de inteligencia (L.U.G.G.M. UNED) y experto universitario en comunicación y defensa del mismo instituto.

Ante este hecho que no se duda en calificar de singular, conviene determinar en qué consiste esta condición de «Reservista». Y quede claro que se trata de pura casualidad ante los acontecimientos nacionales relacionados con las pretensiones del Gobern catalán. Todo parte del artículo 8º de la Constitución Española que viene a decir eso de que «La Fuerzas Armadas constituidas por el Ejército de Tierra, La Armada y el Ejército del Aire tiene como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender la integridad territorial y el ordenamiento constitucional. Una ley orgánica regulará las bases de organización militar conforme a los principios de la presente Constitución».

A la sombra del artículo constitucional existe un Real Decreto, nº 383/2011, de 18 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de Reservistas de las Fuerzas Armadas, en su condición de voluntarios, para lo cual los aspirantes deberán presentar estas condiciones: poseer la nacionalidad española, tener cumplidos los 18 años y no alcanzar la edad de los 58 para las categorías de oficial y suboficial y de 55 para los de tropa y marinería, carecer de antecedentes penales y no hallarse en situación de procesado o imputado por algún presunto delito doloso.

Queda por determinar, para mayor aclaración, qué son reservistas voluntarios. Se trata de aquellos aspirantes españoles que resulten seleccionados, superen los periodos de formación militar básica y específica que se regulan en el reglamento y se vinculen de forma temporal y voluntaria con las Fuerzas Armadas, por medio de un compromiso de disponibilidad.

Ahora viene lo que podría considerarse como posible misión de estos protagonistas tan especiales en los tres ejércitos españoles. De acuerdo con el citado decreto, en situaciones de crisis, cuando las necesidades de la defensa nacional no pueden ser atendidas por los efectivos profesionales, serán los reservistas voluntarios y de especial disponibilidad – éstos son otro de los grupos previstos- los que se incorporarán a las Fuerzas Armadas para que, con carácter excepcional, el Consejo de Ministros adopte la medida que considere oportuna. Si la evolución de los hechos hace prever esa necesidad, ahí está la principal misión de quienes ocupan hoy el centro de nuestro trabajo.

ARES (Asociación de Reservistas Españoles), a través de su delegación asturiana, dice, en síntesis que «para cumplir nuestro derechos y deberes, nos vinculamos de manera temporal y voluntaria con el Ejército, asumiendo un compromiso de disponibilidad, para acudir a filas cuando se nos llame y ofreciendo parte de nuestro tiempo aportando, a las Fuerzas Armadas, nuestro conocimientos y experiencias profesionales en la vida civil, con una vocación de entrega y de servicio». Según las cuentas del ente asociativo existen en España, más de cuatro mil quinientos reservistas voluntarios, unos noventa en Asturias, y según los datos fidedignos recogidos por este periódico, solamente uno en Mieres.

Se puede añadir que ARES de Asturias organiza una serie de actividades periódicas en la región, financiadas únicamente por la cuota que pagan sus asociados, con la colaboración de la Delegación de Defensa que, por cierto, lo hace con gran implicación. A estas convocatorias asisten reservistas, sean o no socios de ARES, y también allegados.

Claro que no se crean eso de que acceder a esta condición, reuniendo los requisitos exigidos, es de plena facilidad. Según nos cuenta Juan Carlos García Palacio él, concretamente, presentó su solicitud en la Delegación de Defensa del Principado de Asturias en 2006 para realizar las pruebas en el centro de Selección de la Subdelegación de Defensa de León y allí fueron puntuadas sus titulaciones y experiencia profesional, reconocimientos médicos, test de personalidad y entrevista psicológica con el fin de escoger hipotéticos destinos. Transcurrido un mes, le adjudicaron plaza de sargento del ejército del Aire en la misma Subdelegación. Entonces vino la formación militar básica y específica que hizo en la escuela de técnicas aeronáutica de Torrejón de Ardoz.

De todas formas existe un hecho con cierta carga de curiosidad. Juan Carlos hizo la popular «mili» – oficialmente el servicio militar – allá por el año 1985 en Córdoba, y la verdad es que, al igual que un buen número de los entonces considerados reclutas, no tenía vocación militar. Sin embargo con el discurrir de las tareas propias de este periodo obligatorio, se fue identificando con la disciplina adquiriendo cierta seguridad y con el tiempo canalizaba un determinado carácter y energía. Ello le llevó a tener un buen concepto de lo que suponía la «mili». Terminado el proceso en cierta ocasión descubrió, en LA NUEVA ESPAÑA, un reportaje sobre los reservistas voluntarios que le llamó la atención. Habló del asunto con su tío Ángel y su hermano José Daniel. Y ellos dieron el paso inicial, obteniendo, el primero la graduación de alférez del Ejército de tierra y el segundo alférez de fragata de la Armada Española.

Entonces nuestro personaje inició todo el proceso de formación a la vez que cubría los trámites exigibles. Y así, en noviembre del 2007 obtenía el nombramiento, en el BOD, de sargento reservista voluntario. Este año, con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios y el Pilar, patronos de la Policía Nacional y Guardia Civil, respectivamente, se presentó en Mieres, invitado por ambas fuerzas de orden público, con su flamante uniforme de sargento r. v. de aviación.

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